Orígenes improbables pero verdaderos del alfabeto tailandés

Los orígenes de la escritura tailandesa…

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Podemos rastrear la escritura tailandesa en el tiempo y el espacio (principalmente hacia el oeste) hasta los fenicios, cuyo alfabeto es la madre de todos los sistemas de escritura europeos e índicos, ¡incluidos el griego, hebreo y árabe! Estos pueblos eran grandes comerciantes y tenían vínculos con tierras más allá del río Indo. Así que sus palabras escritas fueron hacia el este…

Pero volviendo a la escritura tailandesa (¡no nos referimos aquí al idioma!). Las letras tailandesas modernas son una evolución de la forma antigua utilizada en Sukhothai y fueron ideadas bajo el reinado del rey Ramkhamhaeng, transformando los caracteres jemer en uso en ese momento, cuando los tailandeses se liberaron del reino jemer.

Algunas solo se invirtieron, otras tuvieron que duplicarse para acomodar los diferentes tonos (¡observa la dificultad de adaptar un alfabeto no tonal anteriormente solo usado por lenguas polisilábicas para un idioma tonal, esencialmente monosilábico!). Se aplicó una estricta preocupación por la fiel interpretación del vocabulario sánscrito y pali (no es el caso del lao). Por eso encontramos esas letras «inútiles» al final de palabras sánscritas y de pali.

El antiguo jemer se derivó del Pallawa del sur de India alrededor del siglo VI. Esa fue una evolución local de la escritura Gupta del norte de India (siglo IV d.C.) que, a su vez, vino del Brahmi usado por el emperador Ashoka (cerca del siglo II a.C.). Ese alfabeto Brahmi había sido secuenciado bajo el sistema muy lógico e inteligente del sánscrito (¡un idioma y NO una escritura!). Al clasificar cada letra según el área de los órganos del habla humano donde se forman, en cinco series de cinco letras (más algunas): guturales, retroflejas, palatales, dentales y labiales (así se mueve de la garganta a los labios). El Brahmi mismo provino de la escritura de la tierra ahora conocida como Líbano: fenicia, alrededor del año 1000 a.C.

Ahora, avanzando en el sentido del tiempo y hacia el este, vemos que su evolución en diversas regiones dio origen a formas tan diversas como el devanagari del norte de la India, ranjana, tibetana, bengalí, punjabí, gujarati, oriya, télugu/kanara, tamil, malayalam, cingalés, antiguo javanés y balinés, mon y birmano, jemer, lao, tham y relacionados shan y dai, antiguo cham.

El hecho sorprendente de todos esos sistemas, aparte del hecho de que pueden rastrearse en una línea casi ininterrumpida a través del tiempo y el espacio, es que aún siguen el orden sánscrito original (excepto el antiguo javanés y balinés porque se creó un poema muy inteligente usando los fonemas para su memorización fácil y divertida).

Así pues, permitiendo solo los pequeños cambios a las necesidades fonémicas específicas de cada lengua, siempre encontramos estas cinco series de cinco sonidos, más algunos: YA RA LA WA HA SA SHA ShA A, mencionados anteriormente (empezando con guturales: KA, KHA, GA, GHA, NGA del sánscrito, convirtiéndose, por ejemplo, en: KA, KHA, KHA, KHA, NGA en tailandés).

¿Estamos asombrados?… Bueno, yo, al menos, ¡sí!

Un saludo,
Michel Boismard

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